“El hecho es real y la interpretación es irreal. No interpretes. “ Osho
Las cosas/personas aveces no son lo que parecen, es necesario darse cuenta de la ilusión que les rodea, si las miramos por segunda vez desde un angulo o cristal diferente las veremos de diferente forma
Fama volat = las noticias vuelan (virgilio, Eneida 3, 121)
Rapidez con la que se extiende una noticia.
Fama bona lente volat et mala fama repente = La buena fama vuela lentamente y la mala rápidamente (Aforismo medieval, Walther 8818)
Nihil est, Antipho, quin male narrando possit depravarier = No hay nada, Antifón, que no pueda ser tergiversado, si se cuenta mal (Terencio, Phormio 696)
Dat veniam corvis, vexat censura columbas = La crítica perdona a los cuervos y se encarniza con las palomas (Juvenal 9, 63)
Tener un juicio sobre ti significa que, profundamente, de alguna manera, quiero manipularte. Tener un juicio sobre ti significa que, de una manera u otra, tengo un deseo profundo de tener poder sobre la gente. Eso es lo que define a un político. Una persona religiosa no tendría que interferir.
"Sólo tienes que hacer una cosa: cuando sientas que vas a empezar a juzgar, cambia el modo de respiración e inmediatamente notarás un cambio y verás que el juicio ha desaparecido.
Osho- El Sendero del Tao
Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice: libad sobre las cosas.
"En realidad, no consideres nada puro o impuro. ¿Por qué? Porque la pureza y la impureza son nuestras actitudes im-puestas a la realidad. Prueba esto. Esta técnica es ardua, no es simple..., porque estamos tan orientados al pensamiento dual, basados, enraizados en el pensamiento dual, que ni siquiera somos cons¬cientes de nuestras condenas y justificaciones.
…
El hábito está tan arraigado. Sigues -con tus gestos, tu manera de sentarte, de estar de pie-, sigues condenando, justificando, ni siquiera consciente de lo que estás haciendo. Cuando sonríes a una persona o cuando no sonríes a una persona, cuando miras a alguien o no le miras, simplemente lo ignoras, ¿qué estás haciendo?
Estás imponiendo tus actitudes.Dices que algo es bonito; entonces tendrás que condenar algo como feo. Y esta actitud dual está dividiéndote a ti simultáneamente, de manera que habrá dos personas dentro de ti.
Si dices que alguien está enfadado y la ira es mala, ¿qué harás cuando tú estés enfadado?
Entonces has empezado a dividirte a ti mismo en dos personas: una persona mala, una persona maligna dentro, y una persona buena, un santo.
Por supuesto, te identificarás con el santo interno, de modo que el diablo, Satanás, el mal que hay dentro de ti, será condenado. Estás dividido en dos. Ahora habrá una lucha, un conflicto constante.
…
Una persona dividida no puede tener paz. ¿Cómo va a tenerla? ¿Dónde vas a poner a tu diablo?
…
no importa cuánto pienses que has elevado a tu santo y aplastado al diablo; tienes que saber que en cualquier momento se pueden cambiar las posiciones, y el santo caerá y el diablo estará arriba.
El tantra dice: no dividas, no estés dividido; sólo entonces serás victorioso.
¿Cómo no estar dividido? No condenes, no digas «esto» es bueno y «eso» es malo. Retira todas las concepciones de la pureza y la impureza. Mira el mundo, pero no digas qué es. Sé ignorante, no seas demasiado sabio. No pongas etiquetas, permanece en silencio, sin condenar, sin justificar. Si puedes permanecer en silencio con respecto al mundo, con el tiempo este si¬lencio penetrará en tu interior. Y si no hay división externamente, la división desparecerá de la consciencia interna, porque ambas sólo pueden existir juntas.
Pero esto es peligroso para la sociedad. Por eso fue reprimido el tantra. ¡Esto es peligroso! Nada es inmoral, nada es moral; nada es puro, nada es impuro. Las cosas son lo que son. Un tán¬trico auténtico no dirá que un ladrón es malo; dirá que es un ladrón; eso es todo."
Extraido de Osho - El libro de los Secretos
Rasgar el velo de maya es descubrir que todo es uno. maya es el engaño, la ilusión de los sentidos.
Desarma la mente y abre el corazón para poder rasgar el velo de maya.
El velo de maya nos lleva a:
-una ofuscación de la mente y de la inteligencia
-discusiones y alborotos que no conducen a nada
-fanatismos, vacilaciones
-ansia desmedida de fama y popularidad
-castigos
-ambientes opresivos
-juicios y opiniones sobre uno mismo o sobre otros falsos
-la ocultación
-la critica, el murmullo y el chismorreo
-conservadurismo y negación a lo diferente o nuevo
-el humano dormido...
ROMPAMOS EL VELO DE MAYA
Debemos comprender que toda manifestación, todo fenómeno, y todo cambio procede del juego ilusorio de la mente, una vez este juego ha sido descubierto no nos dejaremos engañar más por las apariencias.
A veces la apariencia no lo es todo... John Blanchard se levantó de la banca, alisó su uniforme de marino y estudió a la muchedumbre que hormigueaba en la Grand Central Station. Buscaba a la chica cuyo corazón conocía, pero cuya cara no había visto jamás, la chica con una rosa en su solapa. Su interés en ella había empezado trece meses antes en una biblioteca de Florida. Al tomar un libro de un estante, se sintió intrigado, no por las palabras del libro, sino por las notas escritas a lápiz en el margen. La suave letra reflejaba un alma pensativa y una mente lucida. En la primera página del libro, descubrió el nombre de la antigua propietaria del libro, Miss Hollis Maynell. Invirtiendo tiempo y esfuerzo, consiguió su dirección. Ella vivía en la ciudad de Nueva York. Le escribió una carta presentándose e invitándola a cartearse. Al día siguiente, sin embargo, fue embarcado a ultramar para servir en la Segunda Guerra Mundial. Durante el año y el mes que siguieron, ambos llegaron a conocerse a través de su correspondencia. Cada carta era una semilla que caía en un corazón fértil; un romance comenzaba a nacer. Blanchard le pidió una fotografía, pero ella se rehusó. Ella pensaba que si él realmente estaba interesado en ella, su apariencia no debía importar. Cuando finalmente llegó el día en que el debía regresar de Europa, ambos fijaron su primera cita a las siete de la noche, en la Grand Central Station de Nueva York. Ella escribió: "Me reconocerás por la rosa roja que llevaré puesta en la solapa." Así que a las siete en punto, él estaba en la estación, buscando a la chica cuyo corazón amaba, pero cuya cara desconocía. Dejaré que Mr. Blanchard relate lo que sucedió después: "Una joven venia hacia mí, y su figura era larga y delgada. Su cabello rubio caía hacia atras en rizos sobre sus delicadas orejas; sus ojos eran tan azules como flores. Sus labios y su barbilla tenían una firmeza amable y, enfundada en su traje verde claro, era como la primavera encarnada. Comencé a caminar hacia ella, olvidando por completo que debía buscar una rosa roja en su solapa. Al acercarme, una pequeña y provocativa sonrisa curvó sus labios. "¿Vas en esa dirección, marinero?" murmuró. Casi incontrolablemente, di un paso para seguirla y en ese momento vi a Hollis Maynell. "Estaba parada casi detrás de la chica. Era una mujer de más de cuarenta años, con cabello entrecano que asomaba bajo un sombrero gastado. Era bastante llenita y sus pies, anchos como sus tobillos, lucían unos zapatos de tacón bajo." "La chica del traje verde se alejaba rápidamente. Me sentí como partido en dos, tan vivo era mi deseo de seguirla y, sin embargo, tan profundo era mi anhelo por conocer a la mujer cuyo espíritu me había acompañado tan sinceramente y que se confundía con el mío. Y ahí estaba ella. Su faz pálida y regordeta era dulce e inteligente, y sus ojos grises tenían un destello cálido y amable. No dudé más. Mis dedos afianzaron la gastada cubierta de piel azul del pequeño volumen que haría que ella me identificara. Esto no sería amor, pero sería algo precioso, algo quizá aún mejor que el amor: una amistad por la cual yo estaba y debía estar siempre agradecido. Me cuadré, saludé y le extendí el libro a la mujer, a pesar de que sentíaa que, al hablar, me ahogaba la amargura de mi desencanto. "Soy el teniente John Blanchard, y usted debe ser Miss Maynell. Estoy muy contento de que pudiera usted acudir a nuestra cita. ¿Puedo invitarla a cenar?" La cara de la mujer se ensanchó con una sonrisa tolerante. "No sé de que se trata todo esto, muchacho," respondió, "pero la señorita del traje verde que acaba de pasar me suplicó que pusiera esta rosa en la solapa de mi abrigo. Y me pidió que si usted me invitaba a cenar, por favor le dijera que ella lo esta esperando en el restaurante que esta cruzando la calle." No es difícil entender y admirar la sabiduría de Miss Maynell. La verdadera naturaleza del corazón se descubre en su respuesta a lo que no es atractivo. "Dime a quién amas," escribió Houssaye, "y te diré quién eres.". WebRepOverall rating
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