Un cambio da lugar a un nuevo orden
Ante los cambios subitos y violentos, es necesario ser como el junco, flexible, doblarse pero no romperse, una vez que se pase la conmoción y la sorpresa que origino la transformación, es el momento de profundidar en las nuevas herramientas y posibilidades que han podido emerger tras la sacudida, el pasado ya no tiene sentido y es mejor dejarlo atras.
Quien sufre el cambio y mientras dura este, vive todo de forma caótica, pero una vez que todo se asienta adquiere una forma superior, más ventajosa y evolucionada.
Estos cambios aunque aparecen de forma sorpresiva se han ido gestando lenta y silenciosamente, sin dar señales, lo que implica que algo sale a la luz, es desvelado
Toda construcción material es efimera y está destinada a su destrucción.
La escala de valores absoletos son destruidos con una conmoción violenta e inesperada, siendo necesarias la voluntad, las decisiones y acciones dirigidas hacia un nuevo comienzo, desechando la ira, la veganza y acciones intempestivas, reconociendo los errores, aceptando la ayuda ajena con humildad. La muerte de quien ha vivido su vida basandose en lo material sin valores ni abnegación. Quien se creia dios y estaba lleno de orgullo y soberbia la vida le demuestra inesperadamente que esta equivocado.
Cuando hay grandes cantidades de energias destructivas y acciones, llevan consigo una gran confusión, por lo que es necesario el autodominio, la humildad y la aceptación de los errores en lugar del orgullo y la soberbia, la arrogancia de los deseos desmedidos que han llevado a destapar tanta energía negativa.
Las protecciones y muros que hemos levantado para protegernos, los conceptos mentales, las definiciones que establecemos sobre las cosas, las personas y nosotros mismos, subitamente quedan destruidas.
Si negamos lo contrario con nuestras afirmaciones, encasillamientos y definiciones, vemos nuestro mundo aparentemente seguro, solidamente establecido en la lógica y la coherencia, donde tienen su lugar la vida y la muerte, el bien y el mal, los dioses y los hombres, la dualidad. Al sobrevenir una situación dramática e inexperada nos enfrentamos a la realidad de lo injustificado o sobrevalorado, lo superfluo, nos vemos apalastados por nuestros propios errores, pero a la vez si sabemos reaccionar correctamente la posibilidad de enderezarnos y tomar el camino correcto.
Al fracaso de las expectativas, le sigue una sensación de alivio.
A quien tiene una buena conexión consigo mismo estos cambios no le pillan desprevenido nunca, pues saben ver las señales de lo que se aproxima y saben prepararse para ello, comprendiendo el ritmo de los cambios que se producen en su interior y en su entorno, en cambio los que viven apegados a la materia estas transformaciones representan una catastrofe al no estar preparados para asumirlas y aprovecharlas.
Es necesario adaptarse cuanto antes a la nueva realidad y dejar para más adelante un análisis profundo de las causas que motivaron el cambio.
Si no sean visto las señales a tiempo, en el momento de la catastrofe no es el momento de reflexionar sino de actuar conforme a la nueva realidad, cambiando los planes, puesto que las circunstancias externas se han modificado y ya no se puede seguir con los mismos objetivos, hay cosas urgentes que resolver, el futuro promete pero hay que sacrificar todo lo que ya no es util, lo superfluo, lo absoleto.
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