No importa que me amen o me critiquen, me respeten, me honren o me difamen, que me coronen o me crucifiquen; porque la mayor bendición que tengo es ser YO MISMA. "Si de mis palabras nada. Bueno o edificante va a surgir, mejor que mi boca permanezca callada y mis manos aquietadas"
viernes, 9 de septiembre de 2011
El filosofo y el lobo por ROWLANDS, MARK
Nos recuerda que a veces hemos de hacer lo que debemos aunque el
cielo se venga abajo
.
Todos nosotros, supongo, somos más simios que lobos. En muchos de nosotros el lobo ha sido suprimido casi por completo de la narración de nuestra vida
Ser «simio» es entender el mundo en términos instrumentales: el valor de cualquier cosa es un factor que
depende de lo que ésta pueda hacer por el simio. Para el simio la esencia de la vida es evaluar las probabilidades, calcular las posibilidades y utilizar los resultados de los cálculos a su favor. El simio ve el mundo como una colección de recursos: cosas que podrá utilizar para sus fines. El simio aplica este principio a otros simios tanto como al resto del mundo natural, o más. El simio no tiene amigos, sino aliados. El simio no mira a sus compañeros simios, sino que los vigila. Y entretanto espera la oportunidad para sacar partido. Estar vivo, para el simio, consiste en esperar a atacar. Sus relaciones con los otros siempre se basan en un único principio, invariable e inflexible: ¿qué puedes hacer por mí y cuánto me costará conseguir que lo hagas? Inevitablemente, esta interpretación de los otros simios se volverá contra él, dando forma y contaminando la opinión que el simio tiene de sí mismo. Así pues, a su modo de ver, su felicidad será algo que se puede medir, pesar, cuantificar y calcular. Y lo mismo el amor. Para el simio lo más importante de la vida se reduce al análisis de costes y beneficios.
Y el lobo nos dice —éste es su cometido en estas historias— que los valores del simio son toscos e inútiles. Nos dice que lo más importante en la vida nunca es cuestión de cálculo. Nos recuerda que lo que posee verdadero valor no se puede cuantificar ni puede ser objeto de mercadeo.
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